Tiqqun es un nombre, pero no el nombre de un autor. Con Tiqqun, no hay siquiera la posibilidad de un autor, mucho menos de uno al que se le pueda atribuir una “teoría”. Para Tiqqun, tanto el concepto de “autoría” como el de “teoría”, e incluso el de “crítica” han de ser revisados a la luz de la práctica. Por ende, Tiqqun no es un pseudónimo ni un heterónimo; quizás sea un “antónimo”, un nombre que supone un antagonismo práctico frente a lo que denominan el Imperio. Por ende, las dos publicaciones que han llevado el nombre “Tiqqun” (1999-2001) son el producto de unas prácticas comunitarias, el devenir comunitario de la escritura. La frase hebrea “Tikun Olam” quiere decir “restauración total” o “reparación del mundo”, pero el mesianismo aquí sólo tiene sentido a través de ejercicios de metafísica crítica. Tiqqun no se lee en clases de universidad; se juega su espacio en la periferia de la academia. Queremos jugar ese juego: “Más que nuevas críticas, son nuevas cartografías las que necesitamos. Cartografías no del Imperio, sino de las líneas de fuga hacia fuera de él. ¿Cómo hacer? Necesitamos mapas. No mapas de lo que está fuera del mapa, sino mapas de navegación” (Tiqqun 2, “¿Cómo hacer?”).
Nuestro interés en Tiqqun (y sus derivados: el Partido Imaginario y el Comité Invisible) se explica por sus textos, pero también porque la producción (colectiva, no académica) de los mismos concierne directamente a la posibilidad de la comunidad y la práctica política en círculos de discusión teórica, estudiantil, y de organizaciones sociales. Podremos partir de Tiqqun para examinar qué herramientas puede tener un colectivo crítico para luchar esta “guerra en curso” que se desarrolla ahora y que es la causa de la destrucción de formas-de-vida: “Es una guerra bien curiosa esta en la que nos hallamos comprometidos. Una guerra que requiere que se creen mundos y lenguajes, que se abran y ofrezcan lugares, que se constituyan hogares, en medio del desastre. […] Charlamos, nos besamos, preparamos una película, una fiesta, una revuelta, encontramos un amigo, compartimos una comida, una cama, nos amamos, en otras palabras: construimos el Partido” (Comité Invisible, “Y la guerra apenas ha comenzado”).
Hay referencias evidentes a Walter Benjamin, Giorgio Agamben, Michel Foucault, M. Hardt y Toni Negri, Guy Debord, Gilles Deleuze y Félix Guattari, Georges Bataille, al post-marxismo y el colectivismo anarquista. Los leeremos. Pero es inevitable no pensar en los textos y discursos que han producido los Zapatistas, quizás los más interesantes interlocutores que podría encontrar Tiqqun en Latinoamérica. Queremos pensar ahora, pero también queremos pensar aquí. Organizado por ustedes, que van apareciendo, algunos amigos, Errántio y Red de Estudios Críticos (REC) – Latinoamérica. Las estamos esperando. Informes (enviar preguntas, comentarios, etc.): .
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